Pan de muerto
El pan de muerto es un pan dulce típico de la tradición mexicana, donde veneran a sus muertos recordándolos con sus fiestas y recetas típicas como ésta, la masa es una masa de bollería que recuerda mucho a la del panquemado o la del roscón por sus ingredientes y su textura.
La principal peculiaridad de estos dulces es su forma que representa la figura humana siendo la bola de arriba la cabeza y la forma de los lados los brazos o huesos.
Delicioso para comer tal cual o para acompañar con un delicioso chocolate caliente.
Con esta receta sale una buena cantidad de masa, si queréis hacer menos, sólo tenéis que dividir los ingredientes por la mitad y también se pueden hacer menos piezas de mayor tamaño, esta receta está dividida en piezas de unos 100 g para que salieran porciones individuales.
Ingredientes: (para 26 piezas de unos 100 g)
Para la masa de arranque:
- 250 g de harina de fuerza,
- 150 g de leche,
- 3 g de levadura seca de panadero o 9 de la fresca.
Para la masa final:
- 150 g de leche,
- 200 g de azúcar,
- la masa de arranque,
- ralladura de 1 naranja,
- 360 g de huevos,
- 15 g de aroma de azahar,
- 1.100 g de harina de fuerza,
- 6 g de levadura seca de panadería o 25 g de la fresca,
- 275 g de mantequilla a temperatura ambiente.
Para pintar:
- 1 huevo batido,
- azúcar,
- 50 g de mantequilla.
Elaboración:
Preparamos la masa de arranque mezclando en un bol sus ingredientes y formando una bola. Dejamos reposar tapada hasta que doble su volumen.
Mientras, si hace frío en nuestra cocina, sacamos la mantequilla del frigo, la cortamos en trocitos y la dejamos fuera hasta que llegue el momento de usarla.
Ponemos en un bol o en el de la amasadora la leche, el azúcar, el aroma de azahar, los huevos, la ralladura de naranja, la masa de arranque a trozos, la harina y la levadura.
Mezclamos bien y amasamos, si se queda muy seca, podemos añadir algo más de leche, sin pasarnos, porque aún falta integrar la mantequilla.
Añadimos la mantequilla que teníamos reservada, mezclamos y amasamos bien.
Hemos de amasar bastante rato hasta que al coger un trozo de masa, podamos estirarla sin que se rompa (es lo que se llama membrana).
La textura de la masa es muy suave y agradable, resulta muy fácil de manejar.
Formamos una bola con la masa y la dejamos reposar en un bol aceitado tapado con film también aceitado hasta que doble su volumen.
Una vez la masa haya doblado su volumen, la sacamos del bol, la depositamos sobre la superficie de trabajo aceitada y la dividimos en 26 partes iguales, ayudándonos de la báscula.
Aplastamos un poco cada porción y hacemos 3 divisiones, pero sólo cortamos una de ellas.
Con las 2 que se han quedado unidas formamos la bola principal.
La otra porción, la dividimos en 3 partes iguales.
Con esas 3 partes pequeñas formaremos los huesos y la cabeza.
La cabeza es simplemente formando una bolita.
Para los huesos estiraremos la masa con los dedos en forma de cilindro y apretando con los dedos abiertos, le damos la forma característica.
Ponemos la bola principal sobre una bandeja con papel de hornear, colocamos los huesos cruzados en la parte de arriba.
Hundimos el centro con un dedo haciendo fuerza hasta tocar el fondo y colocamos encima la bolita pequeña.
Hacemos lo mismo con el resto de las piezas.
Las colocamos todas en bandejas de hornear con papel de horno y las dejamos levar nuevamente en un sitio alejado de corrientes de aire como puede ser el horno apagado.
Una vez hayan doblado su volumen, encendemos el horno (vacío) a 180º C o 175º C si es con ventilador unos 20 ó 25 minutos.
Pintamos las piezas con el huevo batido.
Horneamos a 180º C o 175º C si es con ventilador.
Dejamos sobre una rejilla.
Derretimos los 50 g de mantequilla y pintamos las piezas con ella, acto seguido, las espolvoreamos con azúcar.
Dejamos que terminen de enfriar sobre la rejilla.
Solos están muy buenos, aunque con ganaché de chocolate por encima, mejor aún.