Bizcocho esponjoso de limón

Bizcocho esponjoso de limón

El sabor a limón es uno de mis preferidos junto al chocolate y los frutos rojos en cuanto a repostería, razón por la que suelo buscar postres con este sabor para poder disfrutar del mismo. Mi bizcocho favorito de limón sin duda es el suave de limón, por su increíble textura y buen sabor. Este que nos ocupa no tiene esa textura sedosa, pero sí es muy esponjoso, jugoso y en cuanto a sabor están a la par. Éste además es un poco más sencillo de hacer por lo que para hacer con prisa es mucho mejor. Otro bizcocho más para la colección de favoritos. 🙂

Ingredientes: (para un molde de unos 20 cm de diámetro con agujero central)

  • 80 g de mantequilla,
  • 120 g de harina de repostería,
  • 12 g de levadura química,
  • una pizca de sal,
  • la piel de un limón grande,
  • 115 ml de zumo de limón,
  • 150 g de azúcar,
  • 4 huevos,
  • azúcar glacé para espolvorear.

Elaboración:

Precalentamos el horno a 180º C.

Derretimos la mantequilla en el microondas a temperatura media. Dejamos templar.

Hacemos el zumo de limón.

Tamizamos la harina con la levadura y la sal.

Separamos el azúcar en dos partes: una de 100 g y otra de 50 g.

Con la thermomix o una picadora trituramos los 100 g de azúcar junto a las peladuras o ralladuras de limón.

Separamos las yemas de los huevos de las claras.

Ponemos en el bol de la amasadora o en un bol o en la thermomix con la mariposa, las yemas con el azúcar triturado con la ralladura de limón.

Batimos bien hasta que blanqueen.

Con la máquina en marcha a velocidad media (3 en la thermomix) incorporamos la mantequilla derretida, después el zumo de limón.

Por último añadimos la mezcla de la harina a cucharadas.

Por otro lado, batimos las claras a punto de nieve con los restantes 50 g de azúcar.

Mezclamos ambas preparaciones con una lengua con movimientos envolventes para que no se pierda el aire.

Vertemos la masa sobre nuestro molde.

Horneamos a 180º C unos 40 ó 45 minutos o hasta que esté hecho.

Desmoldamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.

Una vez frío, espolvoreamos con azúcar glacé.

Y servimos.



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