Pan grande de cerveza

Pan grande de cerveza

Esta receta es una adaptación de un pan de cerveza, está hecho con masa madre, pero podemos hacerlo sin ella.

El sabor de la cerveza no se nota nada una vez horneado, queda un sabor suave y un intenso aroma a pan, sí ya sé que es una perogrullada, pero es a lo que sabe y huele.

Haciéndolo en este formato es ideal para tostas o sandwiches ya que salen unas hermosas rebanadas que podemos acompañarlas con lo que más nos apetezca.

¡A disfrutar del pan!

Fuente: «Panes»  de Richard Bertinet

Ingredientes:

Con masa madre:

  • 600g de harina de fuerza,
  • 200 g de masa madre natural, hidratada al 100% (100g de agua + 100 g de harina de espelta integral)
  • 300 g de cerveza rubia,
  • 12 g de sal,
  • 3 g de levadura seca de panadero.

Sin masa madre:

  • 600 g de harina de fuerza,
  • 100 g de harina de espelta integral,
  • 100 g de agua,
  • 300 g de cerveza,
  • 12 g de sal,
  • 3g ó 5g de levadura seca de panadero.

Elaboración:

Lo primera será poner a alimentar la masa madre para que burbujee.

Si la tenemos refrigerada, lo ideal es sacarla la noche anterior si vamos a empezar a hacer el pan por la mañana.

Echamos toda la masa madre que tengamos en nuestro bote en un bol.

Añadimos 100g de harina de espelta integral + 100g de agua. (Si queremos blanco el pan, sólo harina blanca).

Removemos bien con una cuchara hasta que esté bien mezclado todo.

Dejamos reposar unas horas hasta que veamos que burbujea.

Una vez burbujeante, ponemos en el bol donde vayamos a hacer la masa 200 g de masa madre. El resto de masa madre lo volveremos a meter en un bote cerrado  y al frigo, para poder seguir haciendo ricos panes.

Añadimos la cerveza y mezclamos bien.

Incorporamos el resto de ingredientes.

Amasamos hasta que la masa no se pegue a las paredes del bol.

Formamos una bola y la dejamos reposar tapada con un film aceitado y paños limpios hasta que doble su volumen.

Una vez doblado el volumen, amasamos ligeramente para desgasificar un poco y formamos de nuevo una bola. La ponemos en un bol o cesta de mimbre con un trapo limpio bien enharinado con la parte fea hacia arriba. Que no sea muy grande para que la masa quede recogida.

¡OJO! Muy importante que el trapo no sea de algodón o que tenga un poco de pelillo porque sino, a pesar de la harina se pegará a la masa. Mejor de hilo o similar.

Dejamos reposar de nuevo tapada hasta que doble su volumen.

Precalentamos el horno a 250º C con una olla de hierro, barro o en este caso acero inoxidable.

Volcamos con cuidado el bol con la masa sobre la olla con mucho cuidado de no quemarnos.

Hacemos un corte o greña como más nos guste.

Horneamos unos 75 minutos bajando la temperatura 5ºC ó 10ºC cada 15 minutos hasta llegar a 200º C.

A los 30 minutos o cuando veamos que el pan ha alcanzado bastante volumen podemos retirar la tapa de la olla. A los 50 minutos, sacamos el pan de la olla para que termine de hornearse bien

Dejamos enfriar sobre una rejilla.

Una vez frío, podemos comerlo tal cual o tostado con una rica mermelada casera.

¡Buen provecho!



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