Galletitas saladas de emergencia

Galletitas saladas de emergencia

El hojaldre es un ingrediente de lo más socorrido. Está muy bien hacerlo en casa, aunque es cierto que lleva más trabajo que otro tipo de masa, pero sino, siempre podemos comprarlo. Tener en casa una lámina o dos nos puede sacar de más de un apuro.

Es de lo más versátil, tanto para dulce en forma de palmeritas o rollos, como para salado relleno en forma de paquetitos o en conos, para hacer tartas o como se nos ocurra.

Estas galletitas saladas se hacen en un momento, más rápidas si no le ponemos decoración o si le ponemos la misma a todas, es más una idea que una receta, podemos espolvorear por encima lo que nos apetezca, semillas, distintas especias, queso rallado. Sólo tienen un inconveniente, que se comen más rápido aún de lo que han costado de hacer.

Ingredientes: (para unas 20 galletas)

  • una lámina de hojaldre,
  • aceite de oliva virgen extra,
  • sal,
  • orégano,
  • albahaca.

Para hacer las formas:

  • Cortadores pequeñitos.

Elaboración:

Estiramos con el rodillo la masa de hojaldre, sobre todo si está un poco arrugada como esta.

Cortamos en rectángulos quitando las partes que no queden rectas, que reservaremos para los adornos.

Para cortarlas podemos utilizar un cortapizzas o un cuchillo. Yo he utilizado este cortador que es similar a un cortapizzas, pero que tiene diferentes huellas de cortes, para darles un toque un poco distinto.

Vamos colocando las galletas sobre una bandeja de horno con papel de hornear.

Estiramos la masa que nos ha sobrado y recortamos formitas para decorar las galletas.

Las he hecho con estos cortadores pequeños que tengo para el fondant.

Pinchamos con un tenedor las galletas que tenemos en la bandeja para que no suba en exceso el hojaldre.

Colocamos encima las formitas recortadas.

Precalentamos el horno a 180º C.

Pincelamos con aceite las galletas.

Hacemos una mezcla con la sal, el orégano y la albahaca.

Y lo espolvoreamos por encima de las galletas.

Horneamos a 180º C unos 20 ó 25 minutos o hasta que las veamos doraditas.

Dejamos enfriar sobre una rejilla.

¡Y a comer!



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