14 de diciembre de 2011

Galletas damero de naranja y chocolate

Estas galletas son de estas recetas que sé cuando las veo que he que hacerlas, en primer lugar por lo que me gusta probar distintas masas de galletas, en segundo por lo bonitas que quedan y en tercero por la mezcla de sabores que imaginaba, como así ha sido, que nos iba a encantar en casa.

Además, había preparado hacía poco el azúcar de naranja del estupendo blog Pinchos y Canapés, y con lo rico que está, andaba pensando en que utilizarlo y al ver estas galletas tuve claro cual iba a ser su primer uso.

La elaboración es algo entretenida y hay que tener en cuenta que la masa ha de reposar un total de dos horas y media, así que si las queremos hacer para la merienda, debemos contar con empezar por la mañana prontito, tampoco es que haga falta madrugar, pero sí acordarnos de preparar la masa.

Ingredientes: (para unas 60 galletas)

115 g de mantequilla a temperatura ambiente,
115 g de azúcar de naranja,
1 huevo,
250 g de harina de repostería,
1 cucharadita de levadura química,
15 g de cacao puro en polvo,
unas gotas de esencia de naranja (opcional).

Para pegar las masas:

clara de huevo.

Elaboración:

Como las galletas están compuestas por dos masas de distinto color, para que tengan la misma consistencia, tamizamos la totalidad de la harina junto con la levadura y apartamos 15 gramos, que reservamos en un bol y tamizamos los 15 gramos de cacao que también reservaremos en otro bol.

Echamos la mantequilla y el azúcar de naranja en el bol de la batidora y batimos bien.

Incorporamos el huevo y las gotas de esencia y volvemos a batir.

Con la batidora en marcha lenta, vamos añadiendo el harina (la cantidad mayor, los 235 g) a cucharadas hasta su totalidad, quedará con aspecto de migas. En ese punto pasamos a terminar el amasado a mano. Amasamos hasta que la masa sea homogénea. Se verá algo húmeda a falta de añadirle el resto de harina, pero esto enseguida lo solventaremos.

Dividimos la bola en dos partes iguales, ponemos cada una en un bol distinto y le añadimos a una, la harina que habíamos reservado y a la otra, el cacao en polvo.

Veremos como ambas masas toman una consistencia mucho más manejable.

Las envolvemos por separado en papel film y las llevamos al frigo por espacio de una media hora.

Cuando haya transcurrido este tiempo, las colocamos sobre la encimera bien limpia y estiramos con un rodillo hasta conseguir un rectángulo de 1,5 centímetros de grosor, 17 centímetros de largo y unos 12 de ancho aproximadamente, intentando que queden los bordes bastante rectos, para ello podemos ayudarnos con una espátula de repostería o similar. Hemos de conseguir que las dos masas tengan una medida muy igualada.

Cuando tengamos las masas de la misma medida, pincelamos una de ellas por la parte de arriba con clara de huevo y colocamos justo encima la otra, haciendo coincidir los bordes y ajustándolos con la espátula.

Partimos el resultante por la mitad a lo largo con un cuchillo afilado y luego cada mitad la hacemos en dos de nuevo longitudinalmente.

Ahora cogemos una de las dos mitades de cada pareja y les damos la vuelta para que quede la masa clarita hacia arriba.

Pincelamos donde vamos a unir con clara de huevo y juntamos para volver a tener dos trozos de masa en total, pero con los colores alternos. Retocamos un poco la forma, envolvemos en papel film de nuevo cada parte y las llevamos al frigo durante dos horas, para que se enfríe bien la masa y sea más fácil de cortar.

Una vez pasadas las dos horas, precalentamos el horno a 180ºC, sacamos la masa de la nevera, la desenvolvemos y cortamos rodajas de medio centímetro de grosor aprox. con un cuchillo afilado.

Las depositamos sobre la bandeja de horno con papel de hornear.

Necesitaremos dos bandejas, mejor hornear una cada vez para que se hagan bien.