Torreznos

Torreznos

Cuando tienes un excelente producto en la cocina, es muy fácil hacer una buena receta. Nunca había probado los torreznos y ha sido una suerte conocer de primera mano el auténtico torrezno de Soria, gracias a Embutidos Caba, una de las empresas sorianas inscritas en la marca de garantía «Torrezno de Soria» que se dedican a la producción de panceta adobada curada, especial para la elaboración de este producto. Es muy fácil de elaborar, lo único que hay que tener en cuenta unas pautas para que quede perfecto.

Las rebanadas las podemos hacer más o menos gruesas, lo tradicional es algo más que las que he hecho en esta receta, en cualquier caso, quedan crujientes y con un sabor excepcional.

Ingredientes: 

  • Panceta adobada curada (Embutidos Caba) (cantidad al gusto),
  • aceite de oliva.

Elaboración:

Como el producto viene envasado al vacío, lo primero que hay que hacer es retirar el envase y dejarlo de un día para otro colgado, es muy sencillo, ya que la pieza lleva unos cordones con los que poder hacerlo.

De esta manera se consigue que vuelva a su estado óptimo de oreado.

Cortamos la panceta en tiras de un centímetro o centímetro y medio de grosor aproximadamente. También se puede cortar algo más fino.

Colocamos todas las rebanadas juntas de nuevo, apoyándose unas en otras y las llevamos a una sartén con un chorrito de aceite de oliva.

Cocinamos la parte de abajo, la de la piel, que es algo más dura durante unos 20 o 30 minutos a fuego bajo..

El objetivo es que empiecen a salir unas pequeñas burbujitas en la parte de abajo, que es lo que hará que luego con más temperatura y aceite, suflen.

Una vez conseguidas las burbujitas, freímos los torreznos en abundante aceite caliente hasta que estén dorados, estando pendientes de darles la vuelta para que se cocinen bien por todos los lados, ya que al suflar, suben a la superfície.

No es necesario que los friamos inmediatamente, podemos hacer el primer proceso y dejarlos a la espera para freírlos algo más tarde.

Los dejamos escurrir sobre una rejilla o en un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de grasa.

Ya sólo queda servir.

Y comer, tanto caliente como frío, una auténtica gozada para los sentidos.



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