Pan girasol
Un pan girasol o un girasol de pan, lo que prefiráis. Ideal para llevar a una reunión de amigos o familiar, ya que es un pan grande para compartir.
Es algo laborioso de hacer, pero el resultado vale la pena. Queda un pan con un aspecto espectacular, además al llevar entre sus capas mantequilla, le da una textura medio hojaldrada y un rico sabor.
No es un pan para hacer a diario, pero sí para alguna ocasión especial. Un regalo que quedará bien en cualquier mesa y que como mínimo sorprenderá.
Puede parecer complicado de hacer, pero viendo las fotos del paso a paso es mucho más sencillo, así que quien se anime a hacerlo, aquí lo tiene.
Fuente: La morena en la cocina
Ingredientes:
Para la masa:
- 760g de harina de fuerza,
- 250 ml de leche,
- 125 ml de aceite de oliva,
- 2 huevos,
- 1 cucharadita de azúcar,
- 2 cucharaditas de sal,
- 7g de levadura seca (o 21 g de la fresca).
Para pintar los círculos de masa:
- 50 g de mantequilla derretida.
Para pincelar el pan:
- 1 yema de huevo,
- 30 ml de leche.
- Para espolvorear:
- semillas de sésamo,
- semillas de girasol (pipas).
Elaboración:
Ponemos en un bol grande o en la amasadora todos los ingredientes, mezclamos y amasamos hasta que la masa se despegue de las paredes del mismo. Para que el amasado sea más cómodo, podemos hacer pausas de reposo de unos 5 ó 10 minutos, luego la masa es más manejable y se amasa mejor.
Hacemos una bola con la masa y la dejamos en el bol.
Tapamos el bol con film aceitado y algún paño de cocina y lo dejamos reposar que doble su volumen.
Ya que es un pan entretenido de hacer para que el trabajo sea más llevadero, podemos hacer la masa la noche anterior y dejarla levar en el frigo, a la mañana siguiente, lo sacamos y lo dejamos atemperar una hora.
Una vez haya doblado el volumen, sacamos la masa a la superficie de trabajo ligeramente aceitada y la dividimos en dos partes iguales.
Es una masa muy fácil de manejar, nada pegajosa.
Derretimos en el microondas la mantequilla, que necesitaremos para pincelar las capas del pan.
Una de las partes de la masa la dividimos a su vez en cinco partes iguales ayudándonos de la báscula para ello.
Con cada parte formamos una bola, metiendo la masa hacia la parte de abajo. Al partir de una forma de bola es más sencillo llegar a una forma redonda.
Con un rodillo estiramos una bola hasta conseguir un círculo de unos 20 centímetros de diámetro.
Ponemos nuestro círculo en el centro de una bandeja de horno forrada de papel de hornear. Y lo pincelamos con mantequilla derretida.
Hacemos lo mismo con otras tres bolas de masa, las estiramos con el rodillo, las colocamos encima del círculo anterior y las pincelamos con mantequilla derretida.
Para colocar una encima de otra, se hace mejor ajustando el centro y luego arreglando un poco los bordes con las manos.
Para que el diámetro sea parecido podemos ayudarnos colocando encima de nuestro círculo una base de tarta, así al menos visualmente podremos ver si el tamaño y la forma son similares.
La última de las cinco bolas de masa, tenemos que estirarla con el rodillo hasta que tenga un diámetro algo mayor que las otras cuatro, justo para que las cubra hasta abajo. Haciéndola de un par de centímetros más será suficiente. La colocamos sobre los demás círculos y ajustamos para que quede bien colocado.
Esta capa no se pincela con mantequilla.
Ahora vamos a cortar la primera tanda de pétalos, para ello necesitaremos un cuchillo afilado que corte bien.
Hacemos cuatro cortes en estrella sin llegar hasta el borde del círculo.
Los abrimos hacia afuera.
Vamos ahora con el resto de la flor.
Cogemos la mitad de masa que nos queda, la pesamos y apartamos una cuarta parte del peso. El resto lo pesamos y lo dividimos en cinco partes. La parte más grande será el centro de la flor.
Hacemos una bola con cada parte, incluida la central, que reservaremos.
De nuevo hacemos como ya habíamos hecho anteriormente, estiramos una bola con el rodillo hasta conseguir un círculo.
Ahora necesitaremos círculos de un diámetro menor, de unos 15 centímetros.
Colocamos el círculo en el centro de los pétalos que ya tenemos formados y lo pincelamos con mantequilla derretida. Quedará un espacio entre ambos círculos, pero luego se rellenará al crecer la masa.
Estiramos, pincelamos y colocamos tres bolas más, hasta tener cuatro círculos uno encima de otro.
Y el último igual que antes, un par de centímetro mayor que las demás y lo colocamos tapando los bordes. Este tampoco se pincela con mantequilla.
Cogemos nuevamente el cuchillo y hacemos cuatro cortes en estrella sin llegar al extremo del círculo, pero esta vez hemos de fijarnos en que los cortes coincidan con la parte central de los pétalos de fuera, para que cuando los abramos queden intercalados.
Y sacamos de nuevo hacia afuera.
Sólo queda colocar la bola de masa central que teníamos reservada y ajustarla, no es necesario que llegue a tocar la masa, ya que luego crece.
Tapamos la flor con paños húmedos y la dejamos reposar en un lugar cálido alejado de corrientes hasta que doble su volumen.
Mientras, podemos darnos un descanso o un aplauso, porque la forma que tanto ha costado, ya la tenemos, ¡bien!
Una vez doblado el volumen, precalentamos el horno a 200º C, hacemos una mezcla con la leche y la yema de huevo y pincelamos nuestro pan con ella.
Espolvoreamos semillas de girasol en la parte central y de sésamo en los pétalos de la parte de dentro o decoramos como nos guste.
Horneamos a 200ºC 10 minutos, luego bajamos la potencia del horno a 180º C y seguimos horneando unos 30 minutos más. Si vemos que se dora demasiado por arriba, lo tapamos con papel de aluminio hasta que termine de hornearse.
Dejamos enfriar sobre una rejilla.
Me encanta como quedan las capas de los pétalos por su forma y por lo crujientes.