Bacalao curado casero

Bacalao curado casero

El salazón es una técnica muy antigua utilizada para obtener mayor tiempo de conservación de los alimentos y aunque pudiera parecer algo complejo, es muy fácil de hacer en casa, si las piezas son pequeñas como las sardinas lleva bastante trabajo más, por la limpieza y desespinado de las mismas, pero si se trata de lomos de un pescado de mayor tamaño el trabajo es mucho menor, sobre todo si los compramos ya cortados en la pescadería.

La cantidad de sal y azúcar que necesitaremos dependerá del tamaño de las piezas y del número de ellas que queramos preparar, igual que las horas de curación también serán más si los lomos son más gorditos, no hemos de pasarnos en todo caso de tiempo de curado, ya que si no, queda muy salado y habría que dejarlo a remojo para quitar el exceso de sal.

El resultado es un rico pescado para comer en finas láminas y acompañar cualquier tosta o ensalada, muy recomendable.

Ingredientes:

  • Lomos de bacalao,
  • sal fina (1 parte),
  • azúcar (1 parte),
  • sal gorda ahumada (opcional).

Elaboración:

Congelamos el bacalao 48 para evitar el riesgo de anisakis. Después de ese tiempo lo pasamos al frigo para que se descongele lentamente, lo sacamos y dejamos escurrir.

Ponemos en un bol azúcar y sal a partes iguales, mezclamos bien.

En un recipiente alto (porque soltará líquido) repartimos una cama de la mezcla de sal y azúcar, colocamos encima los lomos de bacalao, tapamos éstos con la sal gorda ahumada o nos saltamos este paso, también podríamos poner pimienta en grano o alguna hierba aromática para dar sabor.

Cubrimos bien con el resto de sal y azúcar.

Tapamos con film y dejamos reposar toda la noche en el frigo. El tiempo de reposo depende del grosor de los lomos, en este caso no eran muy gruesos.

Una vez pasado el tiempo oportuno, retiramos la sal, sacamos los lomos y los enjuagamos bien bajo el grifo para retirar el exceso de sal.

Dejamos escurrir.

Los secamos bien con papel de cocina y sacamos filetes finos con ayuda de un cuchillo bien afilado.

Conservamos en abundante aceite de oliva virgen extra.

Es ideal comerlo en tostas con el acompañamiento que más nos guste, como con tomate deshidratado triturado o con tomate crudo o con lo que más nos apetezca.

Muy rico.



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