Lentejas fritas
Sí, sí, habéis leído bien, fritas, cocidas y luego fritas, no, sólo remojadas y luego fritas.
¿Y de dónde surge esta idea? No sé si conocéis un remedio casero para la otitis que tiene que ver con las lentejas. Yo lo leí en el estupendo blog Pinchos y Canapés, cosiste básicamente en calentar las lentejas en el micro y envolverlas en un paño para aliviar el dolor de oídos. Pues bien, al calentarlas, desprenden un agradable aroma y apetece comerlas, pero claro están duras y no se puede.
Pensé cómo se podría hacer para que fuesen comestibles, pero no excesivamente blanditas, por lo que descarté cocerlas, pero había que ablandarlas un poco, y poniéndolas a remojo es una buena manera.
Un tentempié sano y distinto y una manera diferente de tomar lentejas para quienes no les gustan mucho. Curiosamente a mis hijos, al que sí las come trituradas, fritas no le gustaron mucho, aunque alguna comió, pero a mi hija que cuando las hago a la manera tradicional, se come lo demás, pero las lentejas no las toca mucho, le entusiasmaron y se comió casi todas ¡je!
Ingredientes:
- Lentejas (en este caso rápidas),
- agua,
- aceite de oliva,
- sal.
Elaboración:
Ponemos a remojo las lentejas durante un par de horas o más si son de otra variedad, hasta que se vean tiernas.
Las escurrimos y ponemos a calentar una gota de aceite en una sartén y sal al gusto y las cocinamos hasta que estén hechas y ¡A picotear!