Grissini

Grissini

Una de las formas de picoteo de pan que más me gustan son los palitos o grissini, pero no solemos comerlos casi nunca en casa, será que no encuentro el momento de hacerlos, no sé.

O quizá que cuando los hago duran muy poco, demasiado poco y siempre se me olvida hacer más cantidad. Éstos en concreto duraron tan poco que fue un problema poder hacerles una foto una vez horneados, tuve que echar a los niños de la cocina varias veces, no paraban de venir a coger y tuve que pedirles que hiciesen una pausa hasta que estuviese hecha la foto. Luego ya volaron en cuestión de segundos. Lo dicho, la próxima vez, el doble de cantidad.

Ingredientes: (para unos 15 grissini)

Para la masa:

  • 150 g de harina de fuerza,
  • una cucharadita de azúcar,
  • 5 g sal,
  • 1g de levadura seca de panadería,
  • 55 g de agua,
  • 25 g de aceite de oliva vírgen extra,
  • 5 g de manteca de cerdo,
  • 3 g de extracto de malta (opcional).

Para la parte de arriba:

  • Semillas de sésamo doradas y negras,
  • una cucharada de manteca de cerdo derretida,
  • queso rallado emmental (o el que nos guste).

Elaboración:

Ponemos el agua, el aceite, la sal, el azúcar, la manteca de cerdo  y el extracto de malta en un bol.
Añadimos la harina y la levadura.

Mezclamos y amasamos, con esta cantidad, mejor hacerlo a mano, ya que tampoco la coge bien la amasadora. Además es una masa muy manejable, en dos o tres amasados cortos con intervalos de 5 ó 10 minutos de reposo, la tendremos lista.

Formamos una bola con la masa y la dejamos reposar hasta que doble el volumen.

Una vez haya doblado su volumen, sacamos la bola a la mesa de trabajo en la que no necesitaremos ni untar un poco de aceite, ya que la masa lleva bastante y no es nada pegajosa.

La estiramos con el rodillo hasta conseguir un rectángulo de medio centímetro de espesor aproximadamente.

Con un cortapizzas hacemos tiras en el rectángulo de un centímetro de ancho.

Espolvoreamos las semillas por encima apretando un poco para que se peguen.

Cogemos una tira cada vez y la retorcemos delicadamente con las manos sobre la bandeja de horno forrada de papel de hornear. Esto no es del todo necesario, pero así quedan más vistosos.

Colocamos el resto sobre la bandeja.

Dejamos reposaren un lugar cálido hasta que doblen nuevamente su volumen.

Una vez lo hayan hecho, precalentamos el horno a 200ºC.

Pintamos con la manteca derretida.

Y espolvoreamos con el queso rallado.

Horneamos a 200º C unos 10 ó 12 minutos o hasta que estén dorados.

Dejamos enfriar sobre una rejilla.

Con el olorcito que desprende la cocina, pronto aparecerán interesados en saber que se está horneando.

Difícil esperar a que enfríen para comerlos. ¡Irresistibles!



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